Aún recuerdo una campaña publicitaria de una compañía de seguros cuyo logotipo era precisamente eso, un arbol, en el anuncia aparecían varias personas diciendo qué tipo de arbol era, cada uno decía una especie, pero el que más razón tenía era un niño pequeño, que demostraba otra vez más el principio de la navaja de Occam: "LA explicación más sencilla suele ser la verdadera" el niño no miente, no formula una hipótesis y no presume de conocimiento, simplemente dice lo que ve: "¡Es un arbol!"

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